Nada más entrar en el mercado de Santo Domingo multitud de recuerdos invadieron mi mente. Recuerdos de mi infancia, de aquellos días en los que mi abuela venía a recogerme a la puerta del colegio Santo Tomás para ir a comer a su casa, pero antes hacíamos una pequeña parada en el camino. Era muy conocida por todos, tanto clientes del barrio como por los dependientes de los distintos puestos. Siempre ha sido una mujer muy dicharachera a la que le encantaba tomar el pelo y hacer reír a la gente. Pero ya han pasado 13 años de aquello y vuelvo a estar en esa misma entrada pero por otro motivo. Gracias a la asignatura de Fotoperiodismo he vuelto pero con el objetivo de capturar la vida en este lugar con mi cámara de fotos.
Cada fotografía de este blog tiene su pequeña historia, desde una chica que vino desde Cuba por amor y se quedó viviendo en Pamplona. Trabaja en el puesto de las verduras y según me comentó no cambiaría
su vida por nada del mundo. Llva 15 años en la ciudad, aunque sólo 4 trabajando en el mercado. Su vida ha dado muchas vueltas desde que llegó, pero por fín encontró la estabilidad que necesitaba.
otra fotografía nos muestra a una mujer, amiga de mi abuela (curiosidad o casualidad) con la que tuve una conversación en la que me contaba cómo cada mediodía esperaba en su casa a sus nietos con la comida preparada. Por ese motivo estaba en el mercado, porque su nieto más pequeño le había pedido que le hiciera alubias verdes con patata, y como no las abuelas siempre cumplen los deseos de sus nietos.
Y así sucesivamente, cada foto revela una pequeña parte de la vida de nuestros protagonistas y aunque no os lo creais la del perrico también.
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